
Una nueva legislatura, un debate abierto y un nuevo gobierno. Son tres ingredientes que abren una nueva oportunidad para luchar contra la prostitución en uno de los países europeos donde más se consumen estos servicios. Aunque para eso, tiene que haber voluntad política. Las asociaciones abolicionistas tienen ya los valores básicos de una ley que ponga coto a la prostitución. Mientras, miembros destacados del PSOE se declaran abolicionistas y en Podemos sigue vivo el debate.
La prostitución divide al feminismo español y enciende acalorados debates en su seno. Por un lado, se encuentran aquellas que creen que el «trabajo sexual» debe regularse para que estas mujeres dejen de estar al margen del sistema. Por otro, aquellas que opinan que la explotación sexual no admite ningún tipo de tolerancia legal. En este último flanco, webs como Feminicidio.net tienen los principios de una ley abolicionista del sistema prostitucional. Antes de comenzar a esgrimir los pilares de esa legislación, las fuentes abolicionistas aclaran: abolir no es prohibir (no plantean castigar a las prostitutas), para ellas trata y prostitución son lo mismo y la «libre elección» de vender el cuerpo es una trampa.
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